En 1973 la situación política, económica y social del país era bastante complicada. Pero los logros deportivos obtenidos por Colo Colo hacían olvidar, en algo, los poblemas de ese entonces.

Los albos llegaban a la final y se enfrentarían a Independiente de Avellaneda, el vigente campeón del torneo. En el partido de ida, el Cacique estaba asegurando el triunfo. Sin embargo, a los 75 minutos llegaría la primera polémica de la final, acompañada de un error defensivo.

Tras un mal despeje de Alejandro Silva, el balón fue sobre el arco de Adolfo Nef y Mario Mendoza aprovechó para empujar al portero chileno, quien no pudo tomar la pelota. El juez validó el gol. Pese a estas irregularidades se logró empatar 1-1.

Pero en Santiago nuevamente el arbitraje sería un factor decisivo. A Carlos Caszely le anularon un gol por posición de adelanto inexistente de manera escandalosa. Hubiera sido el gol del campeonato. El partido de vuelta terminaría en un empate a 0 y la definición sería en un tercer en cuentro en Montevideo.

En Uruguay, a los 25″ del primer tiempo, los argentinos se adelantaban en el marcador gracias al gol de Mendoza pero Carlos Caszely, a los 39″, anotaba el empate. En el tiempo suplementario, Miguel Ángel Giachello en el minuto 107 marcaba el 2-1 y sepultaba el sueño de un equipo ilusionado con darle una alegría al pueblo chileno.

Colo Colo lograba un vice-campeonato en una Copa Libertadores en la que muchos lo apuntaban como el gran favorito. Los jugadores y el pueblo hasta el día de hoy se sienten despojados. Pero sirvió para trascender. Es cierto, ese equipo no ganó el título. Pero supo marcar a una generación y unir a un país… En 1991 tendría su merecida revancha.

Revisa acá el documental Sabor a Victoria, del periodista Víctor Gómez, que retrata toda la historia de aquel mítico equipo.