Agustín Orión: Arquero de equipo grande. Es una buena manera de definir no sólo el partido de Orión sino que su carrera, donde ha custodiado la guarida de equipos que generalmente persiguen el protagonismo en sus respectivos partidos, y por ende les llegan poco y deben responder pese a estar algo fríos. Tuvo dos buenas intervenciones ante lo poco que llegó Iquique, ante un remate tibio de Torres y desactivando una bomba de Royón terminando el primer lapso que nos habría pegado durísimo.
Óscar Opazo: Volviendo a su ubicación natural, quizás fue el principal agente ofensivo del equipo en el primer tiempo, marcando muchas diferencias con su velocidad. Tuvo una de las pocas ocasiones claras en el primer lapso, con una zurda baja que sacó Naranjo, mostrando un buen entendimiento con Pinares. En el segundo tiempo bajó un poco su productividad aunque sobre el final volvió a ser protagonista ofensivamente.
Matías Zaldivia: Pese a mostrarse más errático de lo normal en la salida, especialmente en el primer tiempo donde perdió varias pelotas, es prenda de garantía con su tiempo y distancia, especialmente cuando el equipo termina adelantándose varios metros. Controló bien junto a Insaurralde los embates iquiqueños y buena parte de no haber sufrido tanto en el segundo tiempo con el equipo más adelantado, se debe a su trabajo.
Juan Manuel Insaurralde: Sólido por arriba y por abajo, se entiende de buena forma con Zaldivia y pese a no ser veloz o particularmente hábil, con su experiencia sabe recorrer bien la cancha. No fue mayormente exigido.
Felipe Campos: A veces los jugadores tan dúctiles como él terminan sufriendo las derivadas negativas de esa ductilidad, teniendo que jugar en varios puestos. En ese sentido, al ver el once inicial se suponía que jugaría en su posición natural de lateral derecho, y Opazo se mantendría por izquierda; sin embargo, terminó jugando como lateral izquierdo, y sin hacer un mal partido, sufrió con el peliteñido Royón, y por su sector Iquique elaboró lo poco que preocupó ofensivamente. Mejoró en el segundo tiempo con el equipo más adelantado, pero queda la sensación que esa es la demarcación donde menos claro tiene Tapia a quién incluir.
Claudio Baeza: Buen partido, aunque sin descollar. Llevando la cinta de capitán en el primer lapso, Serrucho jugó como tal, peregrinando por distintos sectores de la cancha, intentando romper líneas aunque sin lograr, finalmente, desequilibrar. De cualquier forma es uno de los insustituibles del equipo.
Carlos Carmona: Es cierto que, probablemente, gracias a su presencia, Baeza queda algo más liberado de responsabilidades defensivas. Pero no es menos cierto que, hasta el momento, no ha terminado de exhibir lo que muchos esperan de un jugador de su tremendo recorrido en Europa y la Selección. Corre, por momentos raspa –se ganó amarilla–, pero queda la sensación que no infunde en el rival ese temor de pasar por el sector de la cancha donde él circula, no sólo en este partido, sino que en su estadía en Colo Colo. Es de esperar que con el parón mundialista consiga estar en condiciones físicas que le permitan desplegar mejor las cualidades que posee.
César Pinares: Probablemente en el primer tiempo haya tenido sus mejores pasajes desde su retorno al club, mostrándose muy activo, tanto por derecha como cuando se cargó a la izquierda. Sin embargo, se torna preocupante el hecho de que no esté decidiendo bien, y cuando logra hacerlo, ejecute mal, como una gran jugada en el segundo tiempo que terminó con un zurdazo directo a la pantalla a color. Necesita como el agua bajar sus niveles de ansiedad y esa algo exasperante tendencia a “pichanguear” que exhibe por momentos, porque le pueden terminar “comiendo el postre”.
Carlos Villanueva: Lamentablemente una nueva oportunidad que el canterano no terminó de aprovechar. Tuvo una jugada clara de gol tras una buena gestión de Véjar por izquierda, llegando a definir casi como 9, pero el resto del tiempo se vio algo extraviado en la cancha, bastante impreciso hasta en pases cortos y, por momentos, con algo de displicencia, haciendo “cantada” su sustitución en el entretiempo. Ojalá pronto pueda cuajar una buena actuación y demostrar de mejor forma sus ricas condiciones.
Brayan Véjar: Correcto, aunque sin dudas con menor trascendencia que ese segundo tiempo contra Everton donde se ganó la chance de titularidad de hoy. Da la sensación que ese es su puesto, pese a que no tuvo tanta gravitación más allá de un par de buenos avances en el primer tiempo. Con el esquema de Tapia tendrá seguramente bastantes minutos, aunque difícilmente hoy haya ganado titularidad para la final que Colo Colo se juega el próximo martes ante Bolívar.
Octavio Rivero: Pese a su esfuerzo e incuestionable entrega, se notó su falta de rodaje y que venía saliendo de una lesión. Se vio algo tosco en sus movimientos y con poca sensibilidad con la pelota.
(45″ET) Jaime Valdés: Sin brillar, inmediatamente se notó su ingreso, especialmente cuando se cargó por izquierda, siendo uno de los principales factores en que Iquique terminara replegándose como lo hizo en el segundo lapso. Sufrió un poco con los cambios de puestos fruto de la búsqueda táctica de Tito cuando avanzaban los minutos.
(53″) Esteban Paredes: Su peso específico es tremendo y el rival lo siente. Con su ingreso, los nortinos le notificaron al mundo que el puntito les venía de maravillas. Y a veces puede tener jornadas imprecisas, como esta, donde tuvo las chances más claras, incluyendo una increíble casi abajo del arco que conjuró bien Naranjo, pero este era uno de esos días donde no sale nada.
(70″) Nicolás Maturana: Aprovechó muy bien la oportunidad y se plantó como una alternativa seria. Cargado por derecha, entró conectado con el partido, y quizás sólo se le pueda reprochar una oportunidad donde pudo rematar de zurda y enganchó para su pierna “muda”, perdiendo una ocasión que pudo ser clara. De todas maneras, de lo más interesante que ha mostrado en Colo Colo.
DT Héctor Tapia: Condicionado por la final que se juega Colo Colo ante Bolívar, optó por un equipo sin Paredes, Valdés y Valdivia, y el equipo lo sintió, especialmente en el primer tiempo, donde pese a dominar, no tuvo la capacidad de hacer daño y, de hecho, Iquique tuvo las oportunidades más claras. En el segundo lapso tuvo que mandar a la cancha a Valdés, pero cuando hizo ingresar a Paredes produjo una modificación táctica –para jugar con dos puntas– que implicó que el equipo quedara “cortado” con un 4-4-2 (o 4-2-4 derechamente), con Pinares y el Pájaro bien abiertos, lo cual enmendó con el cambio de Maturana por Rivero, rearmando el 4-2-3-1 que sin dudas es su predilecto, y donde el equipo mostró quizás sus mejores pasajes con el ingreso precisamente de Maturana. De todas maneras, y pese a su búsqueda, quedó la sensación de que el equipo “regaló” el primer tiempo, y en el segundo lapso la sensación fue que, ante el repliegue iquiqueño, sobraba un volante defensivo y pudo haberse buscado otra variante más atrevida, quizás con la salida de Carmona y el retraso de Valdés, cargando a Maturana por derecha –tal como entró– y a Pinares por izquierda. Pese a que el equipo no jugó mal, estos son los puntos que después se extrañan a la hora de hacer los balances, y sin dudas, más allá del discurso público de conformidad, Tito lo sabe.
Foto: Guillermo Salazar.