Renny Vega: Le convirtieron tres de los cuales en dos tuvo, al menos, una cuota de responsabilidad. Fue con mano cambiada al tiro libre del Rengo Díaz, lo que le quitó efectividad, y luego achicó mal a Bogado regalándole mucho flanco para que con un remate hasta mordido definiera. No tuvo una buena tarde.

Luis Mena:
Correcto en los cruces y en la entrega, como siempre. Cumple y debe seguir. Sin embargo, marcó muy de lejos por momentos y, por lo mismo, cometió una falta que terminó en el gol de Díaz de tiro libre.

Christian Vilches: No ha venido siendo el mismo Quili de nivel de Selección que uno conocía y quizás es por falta de confianza. Ha estado errático en las coberturas, en ordenar a la defensa siendo el líbero y cuando eso pasa, debe hacer todo primero en blanco y negro. Después vamos a los colores con algún taco o algún amague. Necesita reafirmar convicciones y para ello es vital que comience a jugar más simple.

Bruno Romo: Impreciso con el balón en los pies, no ganó ningún mano a mano y se quedó sólo en entrega. Leandro Delgado podría quitarle el puesto. Además se ganó la séptima amarilla del torneo, lo que da cuenta del destiempo con el que llega al suelo.

Álvaro Ormeño: Impreciso arriba y abajo. No metió un centro bueno y tampoco ayudó a Mena a cubrir. Después del gol de Díaz su lado fue un pasadizo. Anduvo mejor en el centro pero ahí es peligro vivo por su vehemencia.

Rafael Caroca:
Fiero, guerrero, terminó con la camiseta ensangrentada. Que siga en su lucha incansable por transformarse en caudillo de Colo Colo.

Rodrigo Millar: Cumplía un buen partido, cuarto en fila, yendo bien al piso, sumando volumen de ataque y dando alternativas en ofensiva. Definitivamente, el que haya un 10 que se muestra un poco más le saca peso. Reemplazado en el entretiempo y no estará en la revancha por suspensión.

José Pedro Fuenzalida:
Correcto, aunque también tuvo malas como el defectuoso pelotazo central y posterior pérdida en la salida que terminó en el gol de Bogado. Pero también metió un centro perfecto para Paredes, una vez más, y tuvo un par de remates que sacó Naranjo de apuro.

Bryan Rabello:
Trató de ganarle la espalda a Rieloff en el primer tiempo aprovechando que el Chapa lo sacaba de su sector y resultó, puesto que de ahí nace la apertura de la cuenta. Desaparece por momentos, pero todo eso lo ganará con rodaje.

Carlos Muñoz:
Bajo partido. Salvo el pivoteo no tuvo ninguna otra trascendencia en el juego.

Esteban Paredes: Crack. Si no le renuevan por lo que pide, que no es ninguna barrabasada para lo que retribuye en resultados y en lo simbólico, es por ceguera. Dos tantos de gran factura de un extraordinario jugador de fútbol que cuando no anota, también gravita creando espacios, sacando las marcas, marcando los movimientos. Y ojo que lleva cinco goles en dos partidos.

(45″ET) Lucas Wilchez:
Lo único que se le rescata es que recuperó de buena forma una pelota yendo al piso cuando se venía una contra. Pero para eso está Caroca. Su trabajo es desbordar, marcar diagonales, tirar paredes, buscar el pique al espacio y no hizo nada de eso.

(73″) Mauro Olivi:
Entró algo desconectado, impreciso, terminando mal las jugadas, la gente perdía la paciencia y en la más difícil, resolvió perfecto. No era fácil con la carga emotiva y con los reproches que él recibe tomar una decisión como la que tomó. Aplomo que ojalá le sirva.

(85″) Roberto Gutiérrez: Entró para buscar algún centro y algún gol de 9. No entró en mayor contacto con el balón.

DT Luis Pérez: Debe estar esperando con ansias el regreso de Manuel Bravo para poder realizar a cabalidad su idea, que es tener siempre alternativas a las espaldas de los laterales rivales, a un volante mixto que acompañe al 10 y a Paredes retrocediendo a ayudar para dar más alternativas de pase. Con el Chapa a perfil cambiado y con la imprecisión de Ormeño eso se ha perdido, lo que resta volumen de ataque. Atrás debe tener cuidado, no puede quedar nunca más mano a mano ante un equipo que tiene tipos potentes, rápidos y explosivos. Otros reproches son los balones detenidos. Fuenzalida no debe ser el encargado, para eso está Rabello. Debe poner a gente para la segunda pelota y también le cabe responsabilidad en que un tiro libre lateral, que crea peligro, termine en un balón frontal sin trascendencia que remató en el gol de Bogado. Pequeños grandes detalles tácticos que ganan o pierden campeonatos.