Agustín Orión: Cuando lo requirieron, respondió. Le tapó sin dar rebote una Willian, otra a Dudú y la enorme tapada antes del segundo gol mereció mejor destino.

Matías Zaldivia: Quedó enganchado arriba en la jugada de la contra donde se gestó el segundo. Algo errático por momento en la entrega, aunque Palmeiras su mejores momentos los volcó por el otro sector.

Julio Barroso: Tuvo algunos buenos arrestos y anticipos, pero en otras dudó feo, como cuando salió a destiempo y dejó solo a Dudú donde no fue gol de milagro.

Juan Manuel Insaurralde: Si bien le arregló la salida a destiempo a Barroso, no cumplió un buen cometido. Fuera de foco buscando a Bruno Henrique en la jugada del primer gol y quedó en el centro de la zaga, dejándole el flanco a Moisés quien cedió para el capitán y el 0-1.

Óscar Opazo: Uno de los que estuvo a la altura y entendió el ritmo. Pasó de manera constante, tiró algunos centros en el primer tiempo, sobre todo uno de cabeza que era precioso tras un jugadón. Si bien cometió el error al entregar mal la pelota que inició la contra del segundo gol, cumplió y seguramente lo vieron de afuera.

Claudio Baeza: Si bien intentó salir con balón dominado en un par de ocasiones, se vio complicado con los arrestos ofensivos de los mediocampistas de Palmeiras, que lo superaron constantemente cuando quisieron hacerlo. Por ejemplo, en una jugada retrocedió mucho y le dejó todo el flanco a Dudú, quien elevó.

Carlos Carmona: Metió un buen pelotazo a Opazo tras un lujo increíble de Jorge Valdivia, pero en el primer tiempo sufrió mucho cuando Bruno Henrique se decidía a ir en ofensiva en base a su técnica y velocidad. Luego lo complicó bastante Willian.

Damián Pérez: Su partido más bajo desde que llegó a Colo Colo. Le comieron la espalda en el inicio de la jugada del primer gol, por ahí pasó constantemente Palmeiras en el primer tiempo y metió un patadón que le costó la roja en los descuentos.

Jorge Valdivia: El mejor de Colo Colo. Cuando se activó, se notó. Tuvo ritmo, dinámica, visión de juego, habilitó a Opazo en el primer tiempo en más de una ocasión, trató de buscar el arco y combinó bien sobre todo con Lucas Barrios. Muy vigente para este tipo de partidos y ante este tipo de rivales.

Lucas Barrios: Buen partido, de sacrifico, retroceder mucho, mostrarse como pívot e intentar descargar para iniciar una segunda jugada. Al igual que con Corinthians, entendió bien la temperatura y el ritmo del encuentro. Tuvo un gol cantado y se fue por muy poco.

Esteban Paredes: Erró saliendo en la jugada del 0-1, después intentó con un zurdazo que se lo tiraron a un córner que hubiera coronado quizás la mejor jugada de fútbol de Colo Colo en el semestre y algo insinuó encarando en el complemento, pero daba la sensación de cierto agobio con el ritmo que tenía el partido por momentos.

(75’) Jaime Valdés: Entró para darle compañía a Valdivia y buscar algún remate de media distancia, pero salvo uno que elevó, no pudo hacer más.

(89’) Esteban Pavez: Se entiende poco su ingreso a esa altura del partido, cuando Colo Colo ya lo perdía por 0-2. Si había algún convencimiento táctico de que podía solucionar algo su entrada al medio, debió ser antes.

DT Héctor Tapia: Envió al 11 tipo, al que le ganó a Corinthians acá, clasificó en Sao Paulo y le ganó a la U y el equipo hizo lo que pudo en el marco de una entrega irreprochable. Pero para hacerle frente al que quizás es el mejor equipo de la Copa se necesita mucho más que ganas y un “piloto automático”. No hubo reacción desde el banco cuando Felipao sacó a Borja y envió a Jean, es decir, un 9 por un volante. Menos cuando puso a Gustavo Gómez y hasta cambió el esquema. Lo único que se intentó fue con Valdés cuando quedaban 15 minutos. Intentendible que la única reacción al segundo gol de Palmeiras sea meter a Esteban Pavez en el último minuto de tiempo reglamentario, lo que habla del poco convencimiento para buscar variantes cuando se necesita. Se puede perder y más con un equipo del calibre del Verdao que es candidato a quedarse con el trofeo, pero a veces se espera que se intente algo diferente y que no quede la sensación de no haber otra alternativa a que anden iluminados los estelares.