El martes recién pasado, en el partido ante Bolívar, Esteban Paredes se trasformó el en goleador histórico de Colo Colo en Copa Libertadores y está a sólo 14 goles de transformarse en el goleador histórico de los campeonatos nacionales de Primera División.
Por este motivo ha salido a la luz por medio del Facebook de los libros Relatos Populares, un escrito dirigido al 7 de Colo Colo escrita por Aaron Sepúlveda Amar. En esta carta llena de sentimientos, se recuerda los primeros pasos del goleador en Cerro Navia y las pichangas en las míticas canchas de la comuna. Un relato imperdible, que emociona, que definitivamente tienen que leer. Ya van más de 100 mil personas alcanzadas.
Éste es el relato:
Te conozco Paredes
No tenemos fotos juntos, no tengo camisetas ni póster autografiados tuyos, es más, siendo del mismo barrio nunca nos hemos topado, solo coincidimos en el sagrado David Arellano domingo a domingo, tú saltando a la cancha desde el túnel de campeones y yo en la histórica galería Arica enarbolando la bandera en un delirante grito “sale oh, sale oh, sale sale oh”, pero puta que te conozco paredes, no te he visto nunca pero te conozco, te conozco tanto que hasta nos parecemos.
Nunca te he visto Paredes pero te conozco, tanque, si somos del mismo barrio, yo también jugué baby-futbol en la teniente Merino, yo sé cómo se juega ahí po’ socio, conozco los códigos y he respirado ese aire querido amigo, cada cierto tiempo regreso al barrio a ver a los amigos que quedan, igual que tu po’ Esteban, entre cervecita helada y unos cigarrillos me cuentan: “oye hueón, el otro día estuvo por aquí el Paredes”, no estoy tan perdido crack, si cada cierto tiempo te asomas a ver a los tuyos.
Te conozco Esteban y sé que nos pasa lo mismo, es necesario volver, sentir y respirar el aire de la infancia, de los amigos, de los vecinos con los que jugábamos “la Chita y cuarta”, “al hoyito pata” y después de la pichanga juntar las chauchas y una Coca Cola helada para remojar el “guergüero”, yo te conozco paredes y hasta nos parecemos, también vuelvo al barrio y puta que da nostalgia la vida, muchos amigos ya no están, algunos se enfermaron con la “mandanga”, los acribilló la muerte y otro pagan su faltas en “cana”. Viste que nos parecemos Paredes.
A mí también me va bien Paredes, tengo mis negocios y me “salvo” día a día, como tú en la cancha, soy despierto, vivaracho y guapo, nos parecemos Paredes.
Te acordáis de los Gangster, yo sé que ibas a la cancha con los “locos”, yo también po’ tanque, arriba de una micro amarilla siempre muy respetuoso: “permiso tío vamos a ver al campeón”, haciendo número, nunca convocando nada, tampoco peluseando mucho Paredes, íbamos en esa, piolita, cantando nomas y felices de ir a ver al popular, estuvimos en la misma Paredes, en las mismas calles de Pudahuel y Cerro Navia, portándose bien tanque por que al igual que tú, yo también tenía a mi abuelo, a mi padre y a mis tíos, colocolinos todos, así como los tuyos, también me criaron y te entiendo Paredes, eran fregados y si te veían en algo peligroso también me llegaba el raspa cacho, por eso somos así po’ Paredes, por el viejo, por eso no nos perdimos y tiramos para arriba a punta de correazo y “chuchada” cuando era necesario.
Viste que te conozco Paredes, te convertiste en grande Esteban, lindos recuerdos de los viejos, todo se lo debemos.
No nos conocemos pero ya notas que nos parecemos Paredes, los dos ahí, tranquilos, sin muchas luces, “pasando piola” y de cabrito con la misma jefa, ahora más “arregladita” la cabra pero nos amaba desde cuando no teníamos ni uno y más de alguna patraña nos perdonó, si cuando la conocimos andaba en la misma que nosotros, juntando la chaucha pal’ completo italiano del carrito y cuando salía una pega buena, la invitada al cine, da lo mismo la película pero éramos felices o no Paredes, sin cambiarla nunca, nos dio a los cabros chicos y puso el hombro cuando las cosas no salían, te conozco Paredes, no nos hemos visto nunca pero te conozco y hasta nos parecemos compadrito mío.
Yo te conozco Paredes, naciste respirando el fuego sagrado de Colo Colo, por lo mismo no te cuesta nada ser Paredes, sacarte mil fotos siendo vocal de mesa, regalar centenares de camisetas y mandar muchos saludos a cuán cristiano colocolino se te crucé por el camino, los besos a la camiseta te son naturales, nunca pensamos mal de ti tanque, si cuando llegaste con esos visos en la cabeza nos reflejamos nosotros mismos, en el barrio todavía inventamos con la tintura, el tatuaje y cuanta cosa salga, eres del pueblo, eres de los nuestros, por eso digo que lo colocolino te sale de adentro.
Te conozco Paredes y sé que en las difíciles aparece el tanque, los maestros de la contru se hacen el pino apostándole al patrón que el “popu” gana a católica el domingo, y en ese acto de fe está la premisa de un gol de Paredes, el que limpia el vidrio en el semáforo se gana la “cañita” o el “jotecito” apostándole al botillero chuncho que Paredes el domingo se las clava, y tus hijos como el mío llegan el lunes al colegio con la camiseta puesta y la sonrisa más grande que el estadio Monumental a saludar a sus amigos azules.
Te conozco Paredes y me pone feliz saber que uno de los nuestros se pone la jineta de capitán, salta a la cancha, saluda a la garra y nos regala alegrías, tan escasa para el pueblo que puta que nos cuesta todo, te conozco Paredes y cada esfuerzo y alegría que nos diste sin duda no te la podemos pagar con plata, pero si de algo sirve te reconocemos “Lonco”, “Cacique Araucano” y tu nombre brillará al lado de Arellano, Chamaco, Cazsely, Barti, Espina y muchos más que se ganaron ese sitial, el de toqui, el de ídolo.
Te conozco Paredes y te agradezco la entrega, alegría e identificación que tiene el colocolino de esfuerzo contigo, no tengo fotos, ni camiseta autografiada, pero aparte de venir del mismo barrio, compartimos líneas en el libro “Relatos populares 3”, tú hiciste el prologo, yo participé en un concurso y me publicaron un cuento, más allá de esa alegría personal, de recibir un pequeño reconocimiento en el estadio más lindo del mundo, me alegré aún más sabiendo que una vez más sin vernos, sin toparnos, sin conocernos, el destino hacía justicia y me juntaba al menos en un libro con Esteban Efraín Paredes, el último ídolo del club más grande del mundo, del amor de nuestras vidas; Colo Colo.
Aaron Amar
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