Quizás hay muchos que no saben, pero una tragedia en el pasado une a nivel institucional y de afectos a dos de los equipos más grandes de Sudamérica: Colo Colo de Chile y Alianza Lima de Perú.

¿Qué pasó? En diciembre de 1987, el avión que trasladaba a todo el plantel del cuadro “blanquiazul” se precipitó al mar, falleciendo todos los jugadores y cuerpo técnico. Ante esto, el “Cacique” reaccionó y envió cuatro futbolistas para que el equipo pudiera terminar su participación en el torneo junto a algunos regresos de símbolos retirados y cadetes del cuadro de Victoria.

Y con motivo que el equipo “Íntimo” es rival de la contra y en el Estadio Monumental por Copa Libertadores, el Diario La Hora contactó a José Letelier, arquero que se calzó de emergencia los guantes de Alianza cuando era parte de Colo Colo y que muchos recordarán por ser el preparador de goleros que trabajó en el primer equipo con Fernando Astengo.

“La experiencia en términos futbolísticos es una de las más importantes. Me impulsó al profesionalismo, pude participar de una situación complicada para Alianza Lima, aparte de ayudar para que este equipo pudiera levantarse. Fue una experiencia grata”, comenzó diciendo Letelier.

Además, sobre cómo se gestó todo explicó que “yo llevaba un año incorporado en el plantel (Colo Colo). Era tercer arquero y se dio esta instancia y no la pensé. Era una opción de tener un espacio en el fútbol profesional para empezar a competir y creo que fue una buena decisión”.

¿Cómo llegaron él, Parko Quiroz, Francisco Huerta y René Pinto a Perú? “A Alianza se le envió una lista en la que ellos vieron las necesidades que tenían y pidieron un arquero, un defensa, un mediocampista y un delantero. De acuerdo a eso, a los jugadores que estábamos acá alternando se nos propuso y uno decidía si quería ir”, confesó.

Y como era lógico, el ambiente no era el mejor: “De los cuatro que fuimos a Alianza sólo René Pinto no comenzó jugando, el resto debutamos a la semana y de ahí no salimos más del equipo. Nosotros terminamos el campeonato segundos y jugamos una liguilla, la que ganamos y salimos campeones. El ambiente no era bueno por lo que había pasado. El camarín estaba muy apagado, algo que era entendible, pero cuando empezamos a hacernos parte de esto y a ganar partidos comenzó a haber una mayor comunicación entre todos y el ánimo cambió”, prosiguió el retirado golero.

Para finalizar, manifestó que “a nosotros no nos llevaron porque nos habían visto jugar, si no porque nos necesitaban. Fue una colaboración que tenía un sentido y una implicancia deportiva y se juntaron las dos cosas y resultó bastante bien”.