Ivo Basay en la cancha siempre fue encarador, agresivo y de un fútbol potente. Por eso no era misterio cómo iban a formar sus equipos.
Su primera aventura fue con Santiago Morning en 2005, al cual sacó campeón del torneo de Primera B ganando 16 de los 26 partidos jugados, con cuatro empates y sólo seis derrotas. Fue el equipo más goleador con la friolera de 60 tantos y recibió 34 en contra.
Se pensaba en un éxito del Chago en su retorno pero eso estuvo muy lejos de suceder. Llegaron muchos refuerzos para la idea del Hueso pero nada funcionó. En el Apertura ganó dos partidos, empató seis y perdió 10. El asunto no mejoró en el Clausura y el DT renunció. Ya sin él, el equipo terminaría descendiendo.
LA VERSATILIDAD MARCADA CON LA V NEGRA
Aquel Santiago Morning de Ivo Basay jugó desde un 3-4-3, pasando por un 3-4-2-1, un 3-4-1-2 hasta un 4-4-2, como cuando chocó ante el Colo Colo de Claudio Borghi.
El enganche (o nueve y medio en estricto rigor) de ese equipo era Esteban Paredes, quien alcanzó uno de sus mejores períodos como futbolista profesional. Siempre privilegió ataque por las bandas y descuelgue escalonado de los volantes de contención.
HUESO ROJO
Tras su paso por el Morning tomó la Selección Sub 20 con la que dirigió en el Sudamericano de Venezuela 2009 con adverso resultado.
Acá, Basay comenzó a mostrar su esquema predilecto: el 4-2-1-3. En el debut ante Uruguay alineó a Gregory Saavedra; Esteban Sáez, Carlos Labrín, Bruno Romo y Alfonso Parot; Charles Aránguiz y Rafael Caroca; Marco Medel; David Llanos, Mauricio Gómez y Boris Sagredo. Caería por 3-2.
Sin embargo, nuevamente mostró que puede adaptarse a otros esquemas cuando tiró, sin asco, un 4-4-2 ante Brasil. Aunque mucho no resultó porque cayó por 2-0. Finalmente sería eliminado en primera ronda con tres puntos en cuatro partidos gracias a una victoria sobre Bolivia. ¿A su favor? Esta Sub 20 distaba mucho de la que brillara con Arturo Vidal y Alexis Sánchez a la cabeza en 2007.
Su revancha vendría meses después en el Torneo Esperanzas de Toulon. Con un 3-4-1-2 alineando generalmente a Cristopher Toselli; Carlos Labrín, Juan Abarca y Agustín Parra; Paulo Magalhaes, Luis Pavez, Marco Medel y Eugenio Mena; Cristóbal Jorquera; Eduardo Vargas y David Llanos, Chile levantaría el título de campeón en el mismo certamen donde Marcelo Bielsa no había conseguido la corona. Ojo con la dupla que hacía el doble seis en este equipo: hoy ambos están en Colo Colo.
Finalmente, Basay renunció sorpresivamente a la Selección por supuestos desencuentros con el staff de la adulta y por querer un desafío, según sus palabras, de “semana a semana”.
EXPERIENCIA INTERNACIONAL A NIVEL DE CLUBES
Tras el despido de Gustavo Cisneros, Unión San Felipe anunció la contratación de Ivo Basay para afrontar la Copa Sudamericana, torneo al que habían clasificado tras levantar la Copa Chile en 2009.
Su idea acá fue poblar el mediocampo con un 4-2-3-1 con dos volantes por los lados de Miguel Ángel González que se transformaban en eventuales punteros.
Así, San Felipe alineaba con Jaime Bravo; Cristián Magaña, Cristián Suárez, Eduardo Quiñones y Eros Pérez; Sebastián Páez y Juan Toloza; Esteban Carvajal, Miguel Ángel González y David Distéfano; Ángel Vildozo.
Con esta idea eliminó a Guaraní tras tanda de penales (igualdad 1-1 en Paraguay y en Santa Laura) y se topó en octavos con Liga de Quito.
Para sorpresa de América, San Felipe goleó 4-2 al vigente campeón de la Sudamericana y titular en 2008 de la Libertadores, pero sólo hizo despertar a un elenco que lo vapuleó por 6-1 en la vuelta. Ese mismo equipo caería por 5-2 ante el Colo Colo de Diego Cagna en, quizás, el único buen partido de esa versión del Popular.
A fines de ese año, el Hueso usó su cláusula de salida en búsqueda de nuevos horizontes que lo llevaron a Rancagua, su última parada antes del regreso a casa.
EN BÚSQUEDA DEL EQUILIBRIO
Ya en O”Higgins, Basay comenzó a jugar con un 3-4-1-2 con Luis Marín; Cristián Oviedo, Juan Luis González y Carlos Báez; Yerson Opazo, Iván Vásquez, Fernando De La Fuente y Mauricio Arias; Boris Sagredo; Guillermo Suárez y Enzo Gutiérrez. El dibujo variaba cuando estaba disponible Juan Gonzalo Lorca, quien asumía las veces de 9 saliendo del equipo un central para hacer retroceder como laterales clásicos a los extremos volantes.
Interesantes nombres y propuesta que lo hizo clasificar a playoffs quinto con 27 puntos con ocho triunfos, tres empates y seis derrotas. ¿El problema? Nunca se pudo hacer fuerte de local (de hecho ganó casi siempre de visita) y al equipo le faltaba equilibrio.
Sacó del camino a su mentor, Gustavo Benítez, en cuartos y en semifinales cayó en Rancagua ante la U y salió al Nacional a quedar mano a mano, perdiendo por un estrepitoso 7-1 que lo hizo cambiar promediando el primer tiempo a un discreto Diego Olate.
Para el Clausura pidió un refuerzo por línea: llegaron Nicolás Larrondo, Federico Sardella, Miguel Ángel González y Sebastián Pinto.
Con esto, volvió a su clásico 4-2-1-3 con Marín; Opazo, Larrondo, Oviedo y López; De La Fuente y Sardella; González; Gutiérrez, Pinto y Sagredo. Dos éxitos en las primeras fechas, empate ante Palestino, Ñublense y derrota ante la UC fue lo que alcanzó a cosechar antes del despido de Américo Gallego. Colo Colo tocó su puerta y le fue imposible decir que no. La impronta de Basay se viene a Macul.