Alfonso Neculñir consiguió múltiples títulos en la década de los “80 en Colo Colo. El lateral izquierdo conversó con el sitio oficial de Colo Coloy comentó que tiene su Corporación de Desarrollo Social de la YMCA.
“Trabajo con niños con libertad asistida, cautelar, horas comunitarias, horas reparatorias. Tengo una escuela de fútbol con estos niños que no están presos pero tienen problemas con la justicia… Son los que salen en la tele, los del Sename. Hay de distintas comunas, de todo Santiago, de El Monte, de Melipilla, Talagante, de distintos sectores vienen acá”, manifestó de su actual ocupación.
Sobre su paso por el más grande, recordó que “lo mío fue un sueño bonito, lindo, precioso, eso fue Colo-Colo para mí. Logré, que uno lo ve difícil de lograr, llegar. Es una vida hasta cuando terminé de jugar. De ahí te parte otra vida, tienes que salir a otras cosas totalmente distintas a lo que hacías”.
Su apellido es araucano. Y como tal, no está ajeno a la problemática de su pueblo. “Injusticia hay. Si no están peleando porque quieren pelear, los mapuches no te pelean porque le dijiste: ‘Soy feo’. ¡No! Es por sus tierras, por sus creencias, por todo eso”, analizó.
También dijo que para él como descendiente mapuche jugar en Primera y en el Cacique significaba que “podemos llegar, podemos hacer lo mismo que hacen los demás. Normalmente en el colegio te hacen diferencia, te discriminan por el apellido. Después me fui dando cuenta que hay un poeta (Elicura Chihuailaf), que se dan a conocer. Le ha pasado a mis hijos. ¿Neculñir? ‘Ah, el que jugó en Colo Colo’, les dicen. Es distinto, para ellos fue distinta su niñez con la mía. El pueblo mapuche puede estar en cualquier lugar. Si se lo propone puede lograrlo”.
¿Un título? “Si tengo que elegir un año: el 81. Fue un buen año. Jugamos esos partidos en la televisión con el Cosmos recuerdo, por el contrato con TVN de jugar 10 partidos al año. Ese año fue bueno, bonito para mí, los duelos con Cobreloa”, rememoró el lateral.
Finalmente, recordó que quizás también pudo ser campeón de América. “Tuve una discusión con Salah el 89 y yo sabía que tenía que salir el próximo año. Llegó marzo del 90 y me fui a Antofagasta, donde estuve dos años, después dos años en Arica. Ahí terminé de jugar. La final de la Libertadores la vi por la tele. Pude estar, si estaban todos mis compañeros que habíamos de dos años antes ahí. Fue una cosa de no llevarme con el técnico”, concluyó.