Por características del fútbol, la persona que lo juega siempre está expuesta a sufrir lesiones musculares como contracturas, desgarroso calambres, siendo estos últimos los más frecuentes.
El calambre es una sensación de dolor provocada por una contracción involuntaria de los músculos y puede ser producto de una insuficiente oxigenación muscular o por la pérdida de líquidos y sales minerales, como consecuencia de un esfuerzo prolongado o movimientos bruscos.
Suelen suceder después de realizar un ejercicio intenso y con gran actividad muscular, aunque hay personas que los sufren incluso cuando están durmiendo. Los músculos más afectados son por lo general los de la pantorrilla (gemelos) y los pequeños músculos de la planta del pie.
Por otra parte se debe considerar que los calambres pueden ocurrir como consecuencia de una alteración de la irrigación sanguínea a los músculos, por eso ocurren algunas veces de noche, ya que después de comer, la sangre fluye principalmente hacia el aparato digestivo más que a los músculos.
Lo que hay que tener claro es que los calambres no necesitan de tratamiento médico y se pueden prevenir, esto se hace evitando jugar fútbol después de comer y realizando estiramientos antes y después de jugar. Además es fundamental realizar regularmente ejercicios de flexibilización con estiramiento de los músculos de las piernas, que son los que más sufren con el fútbol.
Por último, y no por eso menos importante, no dejes de lado el aspecto nutricional, ya que mantener una alimentación adecuada ayudará a evitar que la fatiga aparezca en forma prematura, uno de los orígenes de los calambres.