Escribo esto aún masticando la rabia de la humillante, pero justa, derrota ante Católica. Análisis se pueden hacer varios y quizás con el pasar de las horas van a ser más certeros, pero en primera instancia, para mí, el partido lo perdió Colo Colo principalmente por siete pecados imperdonables que cometió el Tolo.

1º Ser menos vivo que Pizzi

El Tolo siempre se ha jactado de ser un técnico vivo, que sabe aprovechar todas las artimañas habidas y por haber en el fútbol. Pero la verdad es que esta vez su colega de al frente le ganó la pulseada por varios cuerpos de ventaja.

Muchos calificarán de llorón al técnico cruzado, pero lo que hizo la noche del miércoles fue de una viveza envidiable. Con unas breves palabras le metió presión a Puga, un árbitro que debutaba en partidos importantes (nunca le había arbitrado un clásico a Colo Colo) y que llegaba algo cuestionado en sus capacidades para dirigir un duelo importante. Resultado: la mano fue más dura para los locales y bien blanda para los visitantes (ojo, no digo que la derrota pasó por ahí). Punto para Pizzi.

2º Insistir con Cabion

Lo de Cabion da para estudio: No quita pelotas limpias (más del 80% de las veces termina en falta), no es capaz de entregar una pelota con ventaja a los compañeros, no sabe regatear, no tiene disciplina táctica, no tiene técnica. En resumen, no tiene méritos ni capacidades para estar en Colo Colo. ¿Por qué el Tolo insiste con él?

De hecho su ingreso vino de la mano con el desastre. Perdimos salida y marca por la derecha, obligando a descargar siempre por la izquierda, algo fatal sobre todo teniendo en cuenta que Jerez nunca desbordó y que Wilchez no estuvo. En conclusión Ormeño nunca debió haber salido.

3º Tirar al equipo atrás

Ya con el 2-0 asegurado Colo Colo perdió toda motivación de matar al rival. El equipo se echó peligrosamente atrás y dejó crecer a una UC que tenía argumentos como para darlo vuelta, sobre todo con una defensa tan frágil y penosa como la nuestra.

Lo ocurrido en el segundo tiempo es el ejemplo más gráfico de esto: Los albos se replegaron en su terreno, dejando a Paredes y al desaparecido Miralles peleando solos contra el mundo, cuando la lógica decía que jugando en casa y en ventaja había que defender el resultado usando lo mejor que tenemos: nuestra línea ofensiva.

4º No aprovechar el hambre de Rubio

La escena debe haber llamado la atención de muchos en el estadio: Segundo tiempo, Católica empata y Diego Rubio se movía como león enjaulado al lado de la cancha. El cabro chico tenía hambre, de triunfo, hambre que debió ser aprovechada sobre todo tomando en cuenta que tras la infantil expulsión de Wilchez, Paredes quedó más solo que nunca en ataque. Si íbamos a jugar al contragolpe, Rubio era el hombre ideal para aguantar, encarar y molestar a los defensas rivales. Pero nunca entró.

5º Wilchez debió salir en el entretiempo

Lo de Lucas es preocupante. En ningún clásico se le ha visto bien y ante la UC fue su duelo más bajo. En el primer tiempo no ganó ningún mano a mano y cada vez que metía el cuerpo caía frágilmente. Además, quizás frustrado por su pésima actuación, se dedicó a discutir con Puga, algo que cualquier jugador con una inteligencia promedio sabe que es fatal. Resultado: dejó al equipo con un hombre menos, abriendo las puertas de la debacle.

El Tolo ya le había regalado un tiempo, no tenía para que insistir con él, sobre todo teniendo en cuenta que afuera estaba Jorquera y podía meter pelotazos largos para el contragolpe, aguantar la pelota o por último rematar desde afuera.

6º Se hizo expulsar estúpidamente

Cualquiera sea el motivo por el que Puga haya echado a Gallego, nuestro técnico estuvo mal. Él es el primer encargado de transmitir calma a sus jugadores, sobre todo cuando el equipo siente que los cobros no están siendo justos. Pero no. El Tolo se desesperó, se fue expulsado y dejó a sus jugadores a la deriva, muriendo por cada pitazo del discreto Puga. Muy mal el DT, quien de paso no estará el domingo en la revancha.

7º Estar enfocado en el segundo semestre

El Tolo ha repetido hasta el cansancio, más comúnmente tras los resultados adversos, que este equipo no es de él. Está bien. Llegó cuando la cosa estaba andando y comenzando a quemarse, pero ya ha pasado un buen tiempo y la verdad es que da la sensación que lo único que quiere es que este semestre acabe pronto.

Lo anterior en cualquier equipo de fútbol es fatal. Se nota mucho que Gallego quiere comenzar a trabajar pronto en su verdadero equipo. Algo que quedó demostrado con sus palabras al finalizar el encuentro. Ahí prácticamente dio por perdida la serie (¿quién no?) con una tranquilidad que demostraba que para él la pesadilla terminó y que ahora sólo debe enfocarse en armar un plantel que nos haga ilusionarnos con cosas grandes a todos, como siempre debe ser.

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